Browsing by Author "Navarrete Carrasco, Nicolás Pablo"
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- ItemCiudades de octubre(2020) Celedon Forster, Alejandra; Navarrete Carrasco, Nicolás Pablo; Cardemil Pérez, Francisco; Contreras Maya, Consuelo Isabel; Pizarro Pinto, Felipe Ignacio; Quezada Mórtola, Francisca
- ItemInteriores de planta circular: poder, logística y performatividad en La Bolsa de Comercio de SantiagoBustamante Matte, Magdalena; Celedón Forster, Alejandra; Navarrete Carrasco, Nicolás Pablo; Pizarro Pinto, Felipe; Pontificia Universidad Católica de Chile. Escuela de ArquitecturaEl uso de los interiores de planta circular ha sido instrumentalizado para funciones muy disímiles. La geometría circular como espacio de orden funciona de manera eficiente, logística y estratégica en lugares destinados al intercambio, los negocios y la vigilancia. La forma circular usada en programas de poder, por su parte, contiene ornamentos y frescos que representan valores e ideologías que se enriquecen de simbolismos, metáforas y de monumentalidad de su forma platónica. Finalmente, los espacios circulares de performatividad operan como interiores recreativos, lúdicos y de contemplación, como lo ha sido el panorama, el circo o la terma romana. Sin embargo, algunos de ellos han quedado obsoletos con respecto a su uso original, como lo es el caso de La Bolsa de Comercio de Santiago. Este edificio triangular en su perímetro externo fue el encargado de albergar el intercambio de títulos mineros. Diseñado por Emile Jécquier en 1914, alberga cinco interiores de planta circular, donde el espacio central jerárquico –la gran Central de transacción para la compra y venta de acciones– operó a la vez como una geometría circular de orden por su rol logístico y transparente, y como una forma circular de poder por su rol simbólico y representativo de un sistema económico y de valores. Sin embargo, debido a la digitalización del mercado bursátil, este edificio actualmente presenta gran parte de sus interiores vacíos. El Salón de Rueda, una planta circular de 10 metros de diámetro y 8,5 metros de alto está hoy vacante. Así, nos preguntamos: ¿Qué usos y roles han tenido históricamente las plantas circulares de interiores públicos que pudieran informar el futuro del edificio? ¿Pueden intercambiarse estas funciones para reactivar La Bolsa de Comercio de Santiago?, ¿Cuál es el nuevo rol público de la planta circular en La Bolsa de Comercio ante la realidad actual? La versatilidad de la forma y su cualidad polisémica facilita la inyección de nuevos usos que reprograman estos interiores a partir de una doble aproximación; la propia revisión histórica de la planta circular y el futuro de la ciudad y de la sociedad de Santiago. En un triple juego, de orden, simbolismos y performatividad, la presente tesis proyectual pone a prueba el edificio de La Bolsa de Comercio como un nuevo emblema reflejo de un sistema de desarrollo económico ahora centrado en la protección de la biodiversidad. El edificio es reprogramado y profanado como la nueva sede del Servicio de Biodiversidad, Seremi, Superintendencia y Ministerio del Medio Ambiente.
- ItemLa Manzana Mordida(2023) Eguiguren Canales, Santiago; Celedón Forster, Alejandra; Navarrete Carrasco, Nicolás Pablo; Pizarro Pinto, Felipe; Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios UrbanosUn objeto puede aumentar su valor sólo por estar protegido o distanciado. Algo similar a lo que Walter Benjamin entendía como el aura de las cosas. Las vitrinas enaltecen lo que protegen a través de la distancia, física o de posesión, generando deseo en quien esté enfrentando el cristal o lo que esté resguardando el objeto. El escaparate es una estrategia visual que adoptan los lugares que tienen algo para exhibir, como los museos y los centros comerciales. Sus orígenes tuvieron relación con las exposiciones universales, una de las más importantes ocurrió en Londres, el año 1851. Una enorme multitud deseosa recorría el Crystal Palace dejándose llevar por los sentidos durante horas entre las vitrinas de cada país. Este fenómeno hipnótico fue adoptado por el comercio con distintas intenciones, como la idea del arquitecto ucraniano Friedrich Kiesler, quien entiende la vitrina como un cruce entre la composición artística y la interacción social. En el otro extremo nació un acercamiento basado en la rentabilidad comercial, que adoptó la exhibición como un negocio y estudió la manera de inducir aquella hipnosis. Esta última fue un germen inventado por un austríaco que intentaba alivianar el suburbio antisocial dándole la espalda a las autopistas norteamericanas. Ambas llegan a Santiago de Chile en distintos momentos. Primero, los pasajes europeos de interacciones sociales y vitrinas escenográficas horadaron el centro. Algunas décadas más tarde comenzó una segunda horadación, esta vez por parte del retail, que cerró las ventanas que miraban la calle creando espacios inmersivos, apartados de la ciudad. La manzana sur poniente de la Plaza de Armas, donde se encuentra -entre otras cosas- el Museo Precolombino y el Pasaje Agustín Edwards, evidencia este traspaso histórico y la constante tensión entre tipologías de exhibición. Todavía quedan algunas de las vitrinas del diseño original del Pasaje, las tiendas que las mantienen abren sus puertas pocas horas al día y ofrecen productos difíciles de encontrar en otros lugares. La más antigua de ellas compra y vende sellos, estampillas y objetos de colección. Otras ofrecen maletines de cuero hechos a mano, un par de locales venden objetos de ortopedia y cada tanto, aparece escrito con letras luminosas “joyería” o “compro oro”. En el subterráneo, de los treinta locales no quedan más de diez. El resto están vacíos y oscuros, la luz fluorescente del pasillo entra y permite notar la profundidad de los espacios a través de los grandes paños de cristal que reemplazaron las vitrinas. En una parte del subsuelo, la galería pasa a ser un pasillo estrecho, donde las fachadas de lo que eran tiendas, en vez de mostrar su interior, limitan la mirada con gigantografías de la multi tienda Tricot. Es posible entender la galería Edwards como una suma de sus partes, sus vitrinas, tiendas, restaurantes, cines, oficinas, vivienda, incluso el museo, sin embargo, hoy esta composición es fragmentaria, interrumpida por la vacancia y por las nuevas tipologías del comercio que están modificando la manzana desde afuera. Mientras las estrategias comerciales cambian, los pasajes se están transformando en atajos silenciosos, el ruido de la calle no entra, la gente ya no se reúne, unos pocos clientes de traje y maletín dan uso a las pocas mesas de los restaurantes que sirven almuerzos en la diagonal del pasaje. El Pasaje Edwards apenas resiste a las multitiendas que están canibalizando la manzana. La galería como programa está pasando a ser únicamente una forma construida. Ya no encapsula la ciudad. Si la ciudad entra en ellas y las actividades de hoy se reintegran, podrían reformularse como un microcosmos de la ciudad actual en vez de transformarse en insípidos centros comerciales. Si poco a poco las galerías se convierten en túneles de cortinas de hierro y carteles de arrien do, ¿qué rol cumplen estos escenarios vacantes?, si aquel personaje moderno que recorría los pasajes por recreación ya no existe, ¿quién es el usuario actual de la ciudad? y considerando que el comercio inunda el espacio público contemporáneo , ¿qué cruce productivo puede producir la arquitectura entre el consumo y el arte?.
- ItemUn edificio bicéfalo. O por qué dos cabezas piensan mejor que una(2023) Salin Fernández, Aarón Emilio; Celedón Forster, Alejandra; Navarrete Carrasco, Nicolás Pablo; Pizarro Pinto, Felipe; Pontificia Universidad Católica de Chile. Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios UrbanosAlguna vez, dos edificios estuvieron cosidos por su espina dorsal. Como dos voces de una misma consciencia el Museo y la Escuela de Bellas Artes en Santiago ocupaban un solo gran Palacio. La escuela —como si estuviera subordinada a una gran fábrica lineal de producción del arte nacional— parecía destinada a reproducir el canon almacenado por el museo. Sin embargo, esta yuxtaposición forzada dio paso eventualmente a un conflicto. El Estado, en una intervención sin precedentes, separó el edificio en dos, terminando prematuramente con la vida del Palacio siamés. ¿Cómo el edificio jugó un rol en los conflictos institucionales que acabaron por dividirlo en dos? A través del enfrentamiento de dos pensamientos opuestos sobre el arte, sobre su producción y exhibición, el edificio se transformó en el campo de juego para un conflicto político y epistemológico que opuso a la elite conservadora frente a grupos artísticos influenciados por las vanguardias europeas. La clausura del espacio entre medio —donde las partes se confrontan— censuró el debate, logrando que el palacio perdiera su gran potencial político basado en la fricción. El conflicto dialéctico que ocurrió al interior del palacio al contraponer dos instituciones distintas, lejos de ser inoportuno, fue necesario para desestabilizar al museo (y la escuela) como institución. Hoy, el antiguo palacio es la suma de dos museos diferentes que se dan la espalda. Sus interiores están separados de la ciudad como pretexto de su transformación en espacios rituales. Pero ¿cómo volver a desestabilizarlos, asumiendo como tesis que esta inestabilidad es productiva? Esta tesis proyectual discute el aislamiento del museo como institución a través de tres momentos de su historia. Para ello, el conflicto dialéctico entre partes es visto como una forma de coexistencia política necesaria para la ciudad de hoy. El rescate de una anterior promiscuidad del conocimiento es una herramienta posible para desestabilizar el canon tanto del Museo Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Contemporáneo, como de la institución del museo. Para ello, el proyecto explora una inversión del edificio que, al hacer enfrentar ambas cabezas, obliga a ambas instituciones a entenderse (o enfrentarse) a través de la construcción de las condiciones de posibilidad del espacio entre medio, un escenario de partes en conflicto.